Pasé toda mi infancia y adolescencia escuchando a mi mamá quejarse de que yo era muy rebelde, y no sé si es que tenía razón o es que de tanto escucharla me convenció que así era, la cosa es que hoy soy rebelde! Alcanzó que ayer escribiera que ahora tendría que dedicar un buen rato a agrandar los primeros cuadrados que tengo hechos para hoy decidirme a hacer otra cosa, no me hago caso ni a mí misma! Me dió por hacer un cuadrado con restos de lana que uní en una madeja y quedó así:

Bastante grandecito, es de 34 por 34 centímetros. Ahora ya estoy pensando en otra manta, o en dos mantas más! Una que haré con cuadrados así, grandotes y hechos con restos de todos los colores, y otra que quiero hacer también así pero eligiendo los colores, sería para uno de mis hijos y no la quiero hacer colorinche sino usando todos los tonos de marrón y beige que encuentre, aparte de blanco, amarillo-crema y negro, y quizás cada tanto algún otro color pero que se resalten los marrones.
Me gusta tanto usar restitos de lanas que soy capaz de comprar madejas y cortarlas en pedacitos antes de usarlas. Será parte de mi rebeldía, porque usando restos quedan los dibujos más desparejos, como cuando hice mantas con restos y quedaban rayas de distintos tamaños, y ahora quiero hacer lo mismo con los cuadrados, me levanté en rebeldía total contra la perfección.