Sigo planificando como poner el mosaico a la mesita que en realidad no es una mesita sino un pedestal, no tiene más de 22 centímetros de diámetro, o sea que no es gran cosa, no es tanto el mosaico que tendré que ponerle. No está mal para empezar, cuanto menos área tenga, más disminuye el riesgo de hacer relajo.

Primero había pensado comprar mosaicos de determinados colores que combinaría de forma muy artística.
Pero pasaron dos cosas: una, salían bastante caros; dos: muy artística no puedo decir que sea yo. Y encontré un frasco con mosaicos de distintos colores y formas que era mucho más barato que comprar varios paquetes de diferentes colores, así que lo artístico quedará reducido a un mosaico estilo crazy quilt.

Tengo una tendencia a complicar todo, como si mi lema fuera: para qué simplificar las cosas cuando se las puede complicar en grande. Pero esta vez me parece que alcanza con la complicación de meterme a hacer algo que nunca hice ni sé como se hace, y seguro que en el camino le vaya encontrando alguna dificultad más.

Recién acabo de leer una, me escribió Matilde diciéndome que no me olvidara de ponerle un trapo arriba, por si saltan los mosaicos que no vayan a lastimarme! Comencé el día con un susto, no conocía esas tendencias violentas de los mosaicos, me parecieron tan pacíficos cuando los ví muy quietitos en su frasco, pero será como todo: las apariencias engañan. Ahora lo sé y seré precavida y cautelosa.

Aquí va una foto del susodicho:

Ya irá foto de después también.