Al ratito de volver a casa vino mi hijo y nieta. Les hice de comer, comieron y se fueron a buscar a un amigo para ir a la playa. Yo fui al lavadero de alfombras y cosas grandes.
Una vecina llamó y preguntó cuando podía venir para que le cosiera un dobladillo a un par de cortinas y coser un tirita a otra cosa para colgar. Le dije que viniera un poco más tarde. Cené y vino la vecina.
Entre costuras y charlas se pasaron tres horas. Fransson y Fritof venían cansados del día anterior y durmieron mucho, por tanto cuando salimos a la última salida tuvimos que caminar una hora para que se cansaran un poco.
En las mañanas Fransson es más rápido para despertarse, pero Fritiof no quiere levantarse, le gusta dormir más, pero como Fransson necesita salir tengo que despertar a Fritiof. Me siento junto a su camita, le hablo y lo toco, él muy molesto pone una pata de atrás sobre su cabeza! parece que se tapara la oreja o se escondiera, queda claro que no quiere que lo moleste despertándole cuando él quiere seguir durmiendo.
Como no saqué foto a la bufanda recién terminada, pongo otra que saqué ayer en el jardin de los perros a donde volvimos después de un par de semanas.
Con sus poses parecen decir: aquí estamos nosotros, éste es nuestro lugar:
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