El jardín sigue ocupando la mayor parte de mis fuerzas, aunque sinceramente donde estoy trabajando más no es mi jardín, pero me pasé de la cerca (no de la raya) y me sigo expandiendo. Ahora hice mi propio Machu Pichu (según una vecina). Esa misma vecina había cortado (masacrado) los arbustos que crecían frente a mi jardincito, quedó todo tan feo que decidí hacer algo. Ese algo consistió en seguir trayendo piedras, plantando flores y cesped luego de formar una especie de escalera en la bajadita (o subidita, según de donde se la mire) que hay aquí afuera. Ahora falta que crezca el cesped y se extiendan algunas plantitas que son de esas que acostumbran extenderse, espero no les dé por probar algo nuevo y se queden en el lugar solamente. Para que el cesped crezca hay que regar mucho, por tanto decidí usar la manguera que compré hace un tiempo y que solamente había usado una vez. Con la manguera me pasa como con la batidora, me da pereza sacarla del armario (a la batidora) y termino siempre batiendo a mano con tenedor. Para usar la manguera tengo que desconectar la ducha, muy sencillito y rápido en sí, y enchufar ahí la manguera, no muy complicado como ven, pero termino siempre regando con regadera. Aunque ahora es mucho para regar y antes de ayer decidí usar la manguera, el problema fue que no me acordaba como se usaba, tiene esas puntas que sale chorro o tipo lluvia, no recordaba como graduarlo, y no conseguí regar ninguna planta, pero sí conseguí regarme a mí misma y a una vecina que vino a ayudarme, lamentablemente ella es tan poco técnica como yo. Luego de varios intentos pude al fin regar las plantas. Aquí les presento a Rakel, ayer la llamo porque el día que la encontré era, según el almanaque, el día de Rakel y de Lea, elegí Rakel porque si llamaba Lea podía dar lugar a malentendidos, tendría que aclarar todo el tiempo en cual idioma estaba hablando para que supieran que no estaba mandando a nadie a leer sino que estaba llamando a mi inquilina: