Otro lindo día para caminatas por el bosque. Y nos encontramos con otros perros, Fritiof ya no le ladra a todos, claro que apenas vemos otros perros y él se para tenso ya empiezo a decirle que no hay peligro. Y se les acerca, a veces con mucha cautela, a olfatearlos y hasta puede invitarlos a jugar, va aprendiendo. Aunque todavía pasa algunas veces que nos encontramos con perros y antes que yo llegue a decir que no es peligro, él ya parece que se los quiere comer.

Nuestros días ahora son, levantarnos, salir un ratito afuera, entramos, yo desayuno, ellos siguen durmiendo. Poco antes del mediodía salimos, caminata larga. Volvemos a casa, juegan un poquito y duermen hasta la próxima caminata que también acostumbra ser larga.

A veces a la vuelta de esa caminata también se duermen, otras veces se mantienen despiertos un rato más en el que jugamos hasta que veo que se están por dormir entonces les lavo los dientes y los saco a la última salida del día. Cuando entramos juegan un poco más y quedan dormidos, ya no necesito poner música relajante ni sentarme con ellos en la alfombra de yoga.

Y mientras ellos duermen yo aprovecho a coser, si mi nuca lo permite. Ayer empecé otro saquito para Fransson, el que tenía empezado quedó ahí, ya lo seguiré en otro momento. Con este otro no tuve problemas para coserle la tira del borde, me falta hacerle la capucha. Y si los días siguen como ayer ya pronto podrá usarlo. Ayer pasamos los 10 grados, estaba hermoso!

Aparte de correr y jugar persiguiéndose, también les gusta trepar, no pensé que pudieran subirse a esta roca, alta para ellos, pero Fransson se trepó, pensé que Fritiof no podría, pero también pudo, ni sé para qué pienso tanto, no le emboco nunca!
Aquí sobre la roca, Fransson ya bajando: