Tuve un lindo día de la madre. Uno de mis hijos trabajaba y vendrá otro día a saludarme, y mi otro hijo vino a buscarme para llevarme a conocer su nuevo apartamento.

Una vecina con su hija se llevaron a Fransson a caminar al mediodía, así él podía caminar mucho y yo salí a caminata cortita con Fritiof, que ayer no rengeaba tanto, casi nada, pero sigue sin querer apoyar un patita de a ratos. Y no sé qué más tiene, creo que ve fantasmas, dos por tres mira un punto fijo adelante suyo y gruñe, Fransson y yo miramos para ese lado pero no vemos nada.

En eso llamó mi hijo que vendría en un rato a buscarme, llamé a la vecina que volvió a buscar a Fritiof, ya habían caminado bastante, se quedaron con ella mientras yo no estaba en casa. Me gustó mucho el apartamento y la zona en que está, es un barrio nuevo que todavía no terminaron de construir.

Yo no había hecho la torta pero llevé las cosas y entre mi hijo y yo la hicimos, les gustó mucho y es tan fácil de hacer, claro compré los redondeles o discos de merengues ya hechos. Mi hijo hizo la crema batida y cortó las frutillas y rellenó la torta. Yo lo único que hice fue rallar la cáscara de un limón y mezclarla con azúcar, con esa mezcla mi hijo espolvoreó las frutillas.

Yo nunca había hecho una torta así, no sé por qué me dió por hacerla ahora, quizás para no tener que tomarme el trabajo de hacer otra más complicada. Mi nuera llamó a su mamá que vive en otra ciudad, y la mamá le contó que había hecho una torta igual a la que hicimos nosotros, y lo interesante es que ella tampoco había hecho una así antes, qué casualidad!

Llamé a la veterinaria pero está de vacaciones hasta mañana.

Fransson saludando a otros perros en el jardín, como eran todos grandes no pasamos para ese lado, pero Fransson quería hacerse amigo de ellos y jugar con ellos: